Éste, a juzgar por las frases de búsqueda que emplea la gente que termina en mi cocina, es otro de los objetos del deseo de los jaboneros caseros ¿Cómo hacer jabón sin sosa? o, más precisamente ¿cómo hacer detergente sin jabón?
Todo esto del jabón –como lo del pan, las conservas o las pompas- cuando te metes a saco con ello, es un asunto que se va complicando y complicando hasta que montas una minifactoría de productos químicos en casa.
Soy muy dado a eso… me lo decía C el otro día… -terminarás haciendo pasta !! y seguro que sí :) Además tengo la ventaja –creo que es una ventaja- de tener mucho gorrón a mi alrededor y al final entre que ellos/as me piden y a mí me gusta, pues termino haciendo –o intentando hacer- casi de todo, en fin!!
Pues como decía antes el tema de los detergentes –no confundas detergente con jabón– se va complicando a medida que rizas el rizo hasta que se termina saliendo de la cocina. Y no sólo eso sino que además empieza a no ser rentable económicamente aunque lo del pan me parece que tampoco lo es mucho.
Bien, bien, no sé si recomendarte que hagas este experimento. Yo sí tengo claro lo que estoy haciendo pero quizá tú no deberías intentarlo o al menos no decir que yo te he dicho que te laves con esto. No sé si queda claro.
Dicho lo anterior vamos a hacer un poco de teoría. La movida del jabón y los detergentes va de dos cosas: de productos tensioactivos y de moléculas anfóteras. Ja, ja, ja, ja!!
No es coña, va de esas dos cosas. La mayor parte de los detergentes son productos tensioactivos o detersores que lo que hacen es modificar la tensión superficial de dos sistemas y permiten que se mezclen. La explicación físico química tiene cierta complicación pero con un ejemplo lo entiendes perfectamente. Si manchas algo, por ejemplo un plato, con alguna sustancia grasienta, por ejemplo aceite de oliva, ya le puedes echar agua por encima que no quitas nunca el aceite. Pero si a esa agua le añades un tensioactivo, por ejemplo –pero no siempre- jabón, entonces agua+jabón se mezclan con aceite y forma un solo sistema que tu puedes arrastrar con más agua y limpiar la superficie del plato: mágico!!
Y eso pasa porque el jabón –y otros detergentes- están formados por un tipo especial de moléculas que se llaman anfóteras. La especialidad de estas moléculas –siento no poder decirte el libro del que estoy copiando, porque me lo estoy inventando sobre la marcha- es que tienen una parte que es hidrófila –son amigas del agua- y por eso el jabón se disuelve y otra hidrófuga –les fastidia el agua- pero muy similar a las moléculas de las cosas que suelen manchar la ropa a las que, por afinidad, se unen, se disuelven una en otra y las arrastras en el proceso de lavado/aclarado.
¿A ver si adivinas por qué los detergentes caseros no limpian más que manchas o suciedades de origen orgánico?… sacto!! porque la mayor parte de ellas son grasas –corporales o alimenticias- para otro tipo de manchas como las de tinta, frutas, sudores y otras… ja, ja, ja, ja!! mira lo que limpia este producto que tenía por casa… supongo que si lo hacen será porque esas manchas existen de manera significativa -estadísticamente hablando, desde luego, ja, ja, ja, ja!!… necesitas detergentes especializados y basados en oxidantes, enzimas u otras mierdas.
Ves como se complica mucho… sólo un par de cosas más para tu cultura general. Hay dos clases de tensioactivos, los iónicos y los no iónicos. Los segundos son –no sólo- vainas tipo alcohol, éter, gasolinas, disolventes de pinturas y los primeros son los detergentes habituales basados o no en la química del jabón –aniónicos- y también lo que llamamos normalmente suavizantes –catiónicos- pero no sólo porque ese tipo de productos también se usan para champús y jabones especializados… otro lío.
Todo esto empieza a dar más miedo cuando le echas un vistazo a los nombres que tienen los tensioactivos de marras. Por ejemplo: lauril sulfato de sodio, lauril éter sulfato de sodio, ídem amónico, ídem de trietanolamina… y estos son sólo los de una familia que hay hasta cinco, ja, ja, ja, ja!!
La verdad es que los nombres son más rimbombantes que lo que son esos productos en realidad… casi todos derivados de la destilación de aceites vegetales corrientes y de química sencilla de ácidos inorgánicos. Y lo mejor de todo –o peor, según lo mires- es que si lees la etiqueta de la composición de cualquier champú, gel, pasta de dientes, etc… incluidos los de niños o los de tratamiento, vas a encontrar el repertorio completo… ¿no me crees? mira…
… Sanex… … Johnson’s baby… y… … SebaMed, lo más guay que puedes comprar en farmacia con envase grande.
Mola bastante porque esas moléculas –las más usadas son ésteres del ácido sulfúrico- tienen muchas ventajas sobre sus primas procedentes de la química del jabón. Por ejemplo que no son sensibles a la temperatura: limpian lo mismo en frío que en caliente, forman disoluciones con un ph neutro, no huelen a nada o a poca cosa, hacen más espuma que el jabón y –sensacional- funcionan en presencia de sales de calcio y de magnesio con lo cual se pueden usar con aguas duras. Además son más afines a la piel que las sales de ácidos grasos –los jabones- por lo que también resecan menos. Vamos que no sé cómo se nos ocurre hacer jabones con sosa pudiendo enriquecer al alemán que fabrica estas maravillas ;) de alquil sulfatos.
El asunto es complicable ad infinítum y en algún sitio hay que dejarlo. Va a ser aquí.
La receta que hoy te propongo la puedes hacer sin necesidad de poner un químico en tu vida. Es un gel líquido que lleva sólo detergente, humectante, antioxidante y aloe vera. Podría haberlo complicado más con: espesante, color, olor, conservantes, algún ácido para compensar el ph y agua para sacar más por menos pero después la cosa es como cuando te pones con la cocina oriental: terminas llenando la casa de frasquitos de a cuatro euros y cada uno para una cosa y para cada plato nuevo otro frasquito :(
Éste es un gel bastante coñero: transpa como el agua, espeso, sin olor y absolutamente neutro. Sin embargo tiene inconvenientes sobre todo el del conservante. Estas mezclas salen con un ph cercano a siete que es la acidez del agua con lo que son propensas a que las colonicen hongos, levaduras y otros animalitos no convenientes en la higiene, por lo que si te decides a la fabricación casera te sugiero que no hagas grandes cantidades de producto, lo justo para probar y bañarte una temporada y en cualquier caso no mantengas el gel más de seis meses en los anaqueles de tu baño.
Lleva: un par de cucharadas soperas de agua, otras dos de glicerina, una cucharada de café de lauril sulfato sódico –son polvitos :) 250 ml. de lauril –o laureth- éter sulfato sódico, una cucharada de moka de vitamina E y lo que te parezca de gel de aloe… yo le puse cuatro cucharadas soperas.
Como te decía le podría haber puesto un espesante por ejemplo celulosa –carboximetil celulosa sódica- y de hecho lo hice pero le encontré dos inconvenientes: se disuelve fatal y tiende a enturbiar –quería un gel cristalino. También se puede espesar con sal común aunque la verdad es que no sé cómo funciona y no encontré a nadie que me lo quisiera contar. Pero el caso es que los líquidos que estaba empleando –lauril éter y glicerina- son bastante espesitos y me pareció que podía ahorrarme el espesante.
El detergente éste no huele a prácticamente nada… tiene un ligero fondo a química industrial tipo champú de Caprabo, pero muy leve. Soy contrario a los aromas añadidos al perfume que me pongo, que mis buenas perras me cuesta, así el perfume también me lo ahorré.
En cuanto al color, hice algunas pruebas con colorantes alimentarios que tenía por casa… se ven en las fotos que me resultaron parecidos a salsa agridulce de chino cutre, pis y una bebida infecta que se llama parfait amour, respectivamente. Lo desestimé también.
Ácidos para controlar el ph: la mezcla con la fórmula de más arriba tiene un ph ligerísimamente ácido -6,5- me pareció que podría vivir sin bajárselo más y conste que me hubiera venido muy bien añadirle ácido cítrico porque tengo medio saco que me quedó después de hacer las bombas de baño y no sé qué hacer con él ;)
Conservantes tampoco. Hice la cantidad justa para lavarme yo y regalar un par de frascos; en función de cómo me resulte el asunto haré más cantidad sobre todo champú de tratamiento, que es lo que me falta por resolver en la quimicefa casera de mi cocina, y ya pensaré entonces en el conservante más molón para el caso.
Pues nada, nada, si te animas esto se hace así: se disuelve el lauril sulfato en el agua –ojo que son polvitos no tóxicos pero un poco irritantes en la nariz- y la disolución se mezcla –fácil- con todo lo demás. Si ves que te quedas corta de cantidad, añádele más agua o más glicerina. Ten en cuenta que muchos de estos productos de las tiendas no llevan ni un veinticinco por ciento de detergente, el resto son excipientes… así que con confianza y espesantes puedes dar el pego.
Ya me contarás.